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Sostenibilidad alimentaria, una receta contra la contaminación

Casi todos nos esforzamos por comer de forma sana y equilibrada pero, ¿sabemos cómo afecta nuestra dieta al bienestar social y a la salud del planeta? Muchos de nuestros hábitos alimenticios son deliciosos para el paladar, pero muy poco sostenibles para el medio ambiente, la economía y la realidad sociocultural de los países.

IMPACTO DE LA ALIMENTACIÓN EN EL MEDIO AMBIENTE

La producción de alimentos deja un sabor bastante amargo en la naturaleza. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que la industria alimentaria es responsable del 30% del consumo energético mundial y de un 22% de los gases que provocan el calentamiento global. Tan solo la ganadería supone el 14% de estas emisiones a escala planetaria, tal y como señaló Greenpeace en un informe de 2018 sobre sostenibilidad alimentaria. Los cálculos de la Food and Agriculture Organization (FAO) señalan que para el año 2050 seremos más de 9.000 millones de seres humanos en el planeta y que vamos a necesitar producir un 60% más de alimentos.

Nuestros mares también sufren las consecuencias de una dieta poco responsable. La pesca masiva para satisfacer la demanda de pescado provoca la degradación de la biodiversidad y de los ecosistemas marinos. En este caso concreto, la FAO advierte de que para el año 2022 la producción mundial de pescado deberá aumentar un 18% para cubrir las necesidades de los consumidores. En el campo, las explotaciones agrícolas y ganaderas vierten a los cauces productos químicos que contaminan los océanos y contribuyen al deterioro de los ríos, los lagos y las costas.

La salud es la otra gran damnificada de nuestra dieta. El sistema alimentario vigente resulta perjudicial y enfermedades como la obesidad aparecen vinculadas al consumo de productos de origen animal, cereales refinados y azúcar. Greenpeace afirma en un estudio publicado recientemente que las dietas pobres en verduras, frutas y cereales integrales causan uno de cada cinco fallecimientos a nivel mundial y representan uno de los factores de riesgo más habituales en el desarrollo de enfermedades y de muertes prematuras.
 

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VENTAJAS DE UN SISTEMA ALIMENTARIO SOSTENIBLE

Cada vez son más los países que, como Alemania, Brasil o Suecia, incluyen la sostenibilidad alimentaria en sus políticas alimenticias y guías educativas para el consumidor, tal y como recomienda la FAO. Estos son, según dicha institución, algunos de los beneficios de una dieta sostenible:

 Actúa contra el cambio climático
Las emisiones globales de gases de efecto invernadero descenderían un 64% para 2050 si redujéramos un 50% la producción y el consumo de alimentos de origen animal.

 Protege los bosques
La producción sostenible de alimentos prevendría la deforestación al dedicarse menos tierra a la ganadería.

 Mejora la salud y contribuye a la seguridad alimentaria
Una dieta más sostenible evitaría 11 millones de muertes prematuras, tal y como asegura un estudio de 2019 publicado en la revista científica The Lancet.

 Favorece la supervivencia de especies amenazadas
Entre el 20 y el 40% de los mamíferos y aves que podrían extinguirse para 2060 tendría alguna opción de sobrevivir.

 Preserva los recursos hídricos
Con una dieta más sostenible se gastaría menos agua y se reduciría la contaminación de ríos y zonas costeras a causa de la ganadería o el cultivo de alimentos para animales.

LA AGRICULTURA ECOLÓGICA Y LA PESCA ARTESANAL

La agricultura ecológica es una forma de cultivo responsable capaz de producir alimento suficiente para toda la población minimizando los daños medioambientales. Esta actividad se puede compaginar con una ganadería más sostenible, donde los animales se críen de forma respetuosa y sin sufrimiento. Aun así, para lograr la sostenibilidad alimentaria es fundamental que reduzcamos el consumo de carne y el desperdicio de alimentos.

La industria pesquera, por su parte, debe optar por métodos que protejan los ecosistemas marinos y favorezcan el empleo a gran escala, como la pesca artesanal de bajo impacto. Para ello, los gobiernos deben impulsar políticas que garanticen el derecho de estos pescadores y sus comunidades a cubrir sus necesidades nutricionales básicas.
 

Fuente: Iberdrola.com