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El campo argentino acelera el camino hacia la sustentabilidad y logra certificados de libre deforestación

La Argentina pica en punta y busca consolidarse como proveedor confiable y sustentable de productos agropecuarios a la Unión Europea. Y lo hace certificando el cumplimiento, siete meses antes, de una estricta normativa europea para productos libres de deforestación.

Hace sólo unos días la empresa COFCO Internacional Argentina concretó un envío de 18.000 toneladas métricas de harina de soja certificada libre de deforestación al fabricante de alimentos para animales más grande de Irlanda (R&H Hall).

Es el primer envío del año de la compañía, con el que da un paso clave para garantizar la trazabilidad del producto, que proviene de campos libres de deforestación. Se realizó a través del navío MV Dublin Eagle y partió de la terminal portuaria que COFCO tiene en Timbúes, sobre el río Paraná en la provincia de Santa Fe.

Si bien ya hubo otras tres exportaciones certificadas de otras firmas el año pasado, ahora la tendencia empieza a consolidarse con un embarque más importante, ya que estas 18.000 toneladas representan casi el doble del total de exportaciones de harina de soja georreferenciada (trazable) que tuvieron lugar en 2023.

«Nos enorgullece haber alcanzado los estándares previstos por Europa para 2025 con este tiempo de antelación y este evento ratifica nuestro compromiso con la sustentabilidad en nuestra cadena de suministro al mundo», aseguró Alfonso Romero, director Ejecutivo de COFCO Internacional Cono Sur.

Garantizar los dólares

Éste es un aspecto clave en este momento. El próximo 30 de diciembre entrará en vigencia el Reglamento 2023/1115 de la Unión Europea, aprobado el 31 de mayo del año pasado, que prohíbe el ingreso al mercado europeo de productos asociados a la deforestación o la degradación ambiental.

En buen criollo, abarca a todos los que provengan de campos que hayan sido previamente deforestados, tomando como fecha de arranque del control los últimos cinco años, es decir a partir de diciembre de 2020.

Según datos oficiales en 2023 el 36,3% de las exportaciones totales a la Unión Europea estuvo constituido por la venta de harina y pellets de la extracción del aceite de soja. La harina de soja esencialmente se utiliza para alimentación de animales (forraje).

Con estos datos en la mira, Argentina busca posicionarse en un mercado muy competitivo, pero en el que el país tiene condiciones para prevalecer. Desde el sector privado se está trabajando en la plataforma Visec, que reúne a distintos eslabones de las cadenas de valor de la soja y la carne vacuna, para impulsar la producción sustentable en términos ambientales y sociales.

“Se geoposicionan y mapean todos los productores agrícolas de soja y todos los establecimientos ganaderos que destinen animales para la faena hacia la Unión Europea”, explicó Gustavo Idígoras, titular de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), una de las entidades que participa de la iniciativa.

El objetivo de Visec es promover y lograr la certificación libre de deforestación para sostener y ampliar las exportaciones de esos productos al bloque europeo. El sistema es gratuito para productores, acopiadores, cooperativas e intermediarios y es financiado por los exportadores de carne y soja y derivados, para hacer las certificaciones de empresas auditoras internacionales, elegidas por los compradores europeos.

Pulseada con Brasil

La norma que entrará en vigor en 2025, en verdad, no es un problema mayor para la Argentina, en especial para la zona núcleo, que abarca a Santa Fe, Córdoba, norte de Buenos Aires y Entre Ríos, concentra el 80% de las exportaciones agroindustriales del país, en una franja de 70 kilómetros con epicentro en Rosario y salida por 32 puertos públicos y privados.

“Desde hace décadas se viene produciendo soja en la zona núcleo, por lo que no hay deforestación y la producción argentina cumple perfectamente con la normativa europea, que entrará en vigencia en 2025”, señaló Eugenio Irazuegui, analista de mercados agrícolas en la corredora de granos Zeni.

Explicó que distinta es la situación de Brasil, donde si bien la producción de soja es mucho mayor a la de Argentina, ahí si hubo un proceso de deforestación, que ahora tendría sus implicancias en exportaciones futuras.

En ese juego, Argentina busca demostrar rigurosidad en el cumplimiento de la nueva norma. Los productos certificados deben estar separados físicamente de los no certificados a lo largo de toda la cadena de suministro, lo que garantiza la trazabilidad de los bienes.

Además, recientemente CIARA-CEC firmó un acuerdo con toda la cadena de valor de la soja de Paraguay y el Gobierno de ese país para promover la comercialización de soja libre de deforestación.

El tema aquí es importante de cara al futuro, porque la industria molinera argentina compra poroto de soja a productores de Paraguay, que tiene mejor calidad, y a través de la mezcla (blend) con el poroto nacional se logra satisfacer mejor la demanda forrajera europea. Pero también hay que tenerlos certificados y por eso el acuerdo.

El posicionamiento de la cadena de valor de la soja como libre de deforestación se puede extender en los próximos años a otros productos. “El primer producto va a ser el maíz porque la UE está trabajando en ampliar al maíz también este tipo de requerimiento”, amplió Idígoras.

Y remató: “La idea es potenciar a la Argentina, para que tanto en soja como en carne tengamos un valor diferencial con el resto de los competidores, como Brasil o Estados Unidos, y podamos capturar ese valor y diferenciarnos en el mercado internacional”.

Fuente: Forbes ar