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Arde el país y la ola de calor se afianza y perjudica más a los cultivos

Los pronósticos meteorológicos lo anticiparon hace unas semanas y, finalmente, se concretó. Una importante ola de calor con temperaturas que van desde los 35° C y que superarán los 42°C ya se hizo presente en una gran cantidad de provincias argentinas.

¿Cómo afecta este escenario a los productores frutihortícolas argentinos? De forma directa. Los cultivos de verano empiezan a sufrir el estrés del calor y los volúmenes productivos se reducen. A eso se le suma que los pronósticos de lluvias a corto plazo son escasos, se intensifican las condiciones de sequía existentes y como consecuencia, los riesgos de incendios.

Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes, Misiones, Rio Negro, Neuquén, Mendoza, La Pampa, San Luis, San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, el este de Salta y de Jujuy, Santiago del Estero y Formosa se encuentran entre las regiones más afectadas por el aumento de la temperatura. Las primeras siete son las más complicadas, no solo por el clima actual sino también por los antecedentes con los que ya contaban.

Durante el año pasado, según un informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN),  las temperaturas se ubicaron por encima del promedio estadístico: entre 0,5 y 2 grados centígrados más de lo habitual. Como resultado, el 2021 se ubicó como el 11° año consecutivo con “anomalías positivas de temperatura”. Solo tres meses terminaron con temperaturas levemente inferiores a las normales: enero, mayo y junio. En el resto, el clima tuvo variaciones anómalas y extremadamente cálidas.

Cabe recordar además que el año pasado estuvo marcado por un promedio de precipitaciones muy inferiores a las habituales. Esta situación empeoró la realidad de regiones como Cuyo o el Litoral argentino. La sequía se convirtió así, según el SMN, en una tendencia que se mantiene desde 2007 a la fecha.

En este marco, el voluntariado Clima Global No Oficial y el Centro Universitario Mediterráneo (Vinculación FUNESIL-UNVM) difundieron un informe donde explicaron algunos de los fenómenos causantes de este escenario climático. Entre ellos se encuentran: El Niño/Oscilación del Sur (ENOS), la Niña y el calentamiento global del planeta.

El Niño es la fase cálida y la Niña la fase fría de un mismo fenómeno global. La principal característica de este es que produce fluctuaciones en la temperatura del océano, el agua se calienta o enfría más de lo normal. En el caso de la Región Pampeana Argentina, el fenómeno El Niño está asociado a un incremento de las precipitaciones y el de La Niña a una disminución de las mismas. Sin embargo, en otras partes del mundo ocurre exactamente lo contrario.

Ambos fenómenos tienen un efecto directo en las temperaturas estacionales y en los patrones de precipitación. Por ejemplo, durante gran parte del año 2021 predominaron las condiciones de La Niña y de acuerdo a los estudios de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) existe una alta probabilidad de que estas se mantengan durante el primer trimestre de 2022. En el período que va de marzo a mayo estas anomalías se debilitarían gradualmente hasta registrar valores neutros.

A estos pronósticos se sumaron las estimaciones del Instituto del Clima y Agua de INTA. En su último informe manifestaron que para los primeros 15 días del año no se esperan temperaturas muy altas y no habrá precipitaciones contundentes que puedan modificar los niveles de sequía que se registran desde el año pasado.

Durante toda la semana, la temperatura y la humedad en la gran mayoría de las provincias argentinas será elevada. Principalmente en el centro y norte del país. Predominará el viento norte y cerca del fin de semana rotará hacia el sur, lo que provocará un leve descenso de la temperatura y aumentará la nubosidad. Como consecuencia, el clima se volverá inestable y podría trar consigo algunas lluvias para el NEA y NOA. En La Pampa y Buenos Aires también habrá una rotación de vientos; aun así las temperaturas no se ubicarán por debajo de los valores medios de la época. En la Patagonia se prevé poca nubosidad con temperaturas en ascenso y vientos débiles a moderados. En Tierra del Fuego podrían registrarse algunas lluvias aisladas.

El domingo 16, el tiempo inestable se profundizará y esto producirá una baja en la temperatura. Viento sur, abundante nubosidad, probabilidad de lluvias y tormentas de variada intensidad sobre región Pampeana (norte y este) y áreas del NEA sería el próximo escenario climático según los especialistas.  Sobre el extremo norte del país, la temperatura seguirá siendo alta.

Durante el fin de semana, para el sur del país se espera el ingreso de una masa de aire fría con vientos intensos del sector oeste que rotarán al sudoeste y luego al sur con tiempo nuboso, marcado descenso de las temperaturas y probabilidad de lluvias y lloviznas sobre Santa Cruz y Tierra del Fuego.

“Para el período que va del 17 al 22 de enero, el pronóstico indica precipitaciones de variada intensidad sobre gran parte del territorio nacional. Las más significativas se prevén sobre el NOA, reg. Chaqueña (centro) y NEA (centro). Dichas lluvias, resultarían superiores a los valores esperados para la época con excepción de Formosa, Misiones, Bs. As. (sur) y Patagonia (sur), que no llegarían a los valores medios”, manifestaron desde INTA.

“Para el período que va del 17 al 22 de enero, el pronóstico indica precipitaciones de variada intensidad sobre gran parte del territorio nacional. Las más significativas se prevén sobre el NOA, reg. Chaqueña (centro) y NEA (centro). Dichas lluvias, resultarían superiores a los valores esperados para la época con excepción de Formosa, Misiones, Bs. As. (sur) y Patagonia (sur), que no llegarían a los valores medios”, manifestaron desde INTA.

Respecto a los fenómenos de La Niña y El Niño, los especialistas aseguraron que se mantendrán las condiciones Niña. Además, indicaron: “La temperatura superficial del agua en la región del Pacífico Ecuatorial indica anomalías negativas (más frías que lo normal). Se espera que el fenómeno continúe en fase fría con intensidad entre débil a moderada durante el verano austral y comienzos del otoño”.

Fuente: Revista InterNos