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Plástico y alimentos: un binomio que ha dejado de ser aceptable

Sin embargo, esto agrava el problema de la contaminación por plástico, ya que los avances en la reducción de este tipo de residuos se basan principalmente en el reciclaje, más que en la eliminación del plástico de un solo uso.

Recientes estimaciones publicadas por la ONG contra el cambio climático WRAP muestran la gravedad de la situación actual: se producen anualmente alrededor de 141 millones de toneladas de envases de plástico en todo el mundo, de los cuales alrededor de un tercio no es capturado por los sistemas de recogida, terminando como residuos plásticos en nuestro medio ambiente.

La producción, el uso y la eliminación del plástico suponen unos 1.800 millones de toneladas de emisiones de carbono al año.

A los inversores les preocupa que no se hayan tenido en cuenta las repercusiones negativas del plástico, lo que ha dado lugar a numerosos problemas que están interconectados: desde una grave contaminación ambiental y posibles consecuencias para la salud humana hasta importantes emisiones de gases de efecto invernadero en todas las cadenas de valor del plástico.

Creemos que el modelo lineal de plásticos “take-make-waste” (extraer, producir y desperdiciar) se ha vuelto inaceptable y las empresas que dependen de él se enfrentarán a nuevos riesgos comerciales sustanciales en los próximos años.

En los últimos años hemos observado una mayor concienciación sobre los riesgos de la contaminación por plásticos, incluidos los minoristas y los productores de alimentos.

Aunque damos la bienvenida a esa creciente sensibilización sobre el problema que suponen los envases de plástico de un solo uso, queremos subrayar la necesidad de que se evalúen alternativas en el ciclo de vida de los productos como parte de una estrategia integral de envasado y diseño de productos.

Queremos que las empresas demuestren que han tenido en cuenta el impacto de sus estrategias de envasado en sus emisiones de carbono y las consecuencias imprevistas de cambiar de material o de diseño de los envases.

Por ejemplo, el vidrio pesa aproximadamente el doble que la mayoría de los tipos de plástico, lo que supone una mayor huella de carbono derivada del transporte.

Asimismo, optar por envases de papel y cartón puede suponer un riesgo de deforestación.

En última instancia, esperamos que las empresas pasen de tratar el plástico como un riesgo externalizado a desarrollar estrategias que lo consideren un recurso que requiere una gestión responsable y la preservación de su valor, en colaboración con proveedores, clientes, transformadores y reguladores.

(*) Lisa Lange es Associate Director – Engagement, EOS en Federated Hermes Limited.