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Los micronutrientes en suelos pueden contribuir a solucionar temas globales como el hambre

Por Patricia Van Ploeg. “La falta de micro-nutrientes en los suelos termina afectando la salud humana porque hacen que los alimentos que consumimos no aporten nutrientes positivos para nuestra salud”.  Dicha frase corresponde a Ismail Cakmak, un profesor de la Universidad de Estambul, prestigioso y reconocido miembro de «La Academia de Europa”, recibido en Alemania. Esta semana participó de una Conferencia organizada por Fertilizar, que bajo el lema “Nutriendo Cultivos” presentó un planteo interesante sobre la forma de ver el negocio de los cultivos. Habló de fertilización, pero habló fundamentalmente de alimentación.

Cakmak sugirió que países productores líderes, como Argentina, puedan plantear una estrategia de producción con una mirada en combatir lo que llamó el “hambre oculta”, en lugar de pensar tanto más en rendimientos y en rentabilidad.

En línea con ese argumento los países deberían tener una estrategia que permita mejorar el contenido de los micro nutrientes en el suelo. En definitiva, mejorar la fertilización de los suelos con miras a producir con mejor calidad. Y habló de selenio y zinc, porque según indicó “constituyen herramientas importantes para nuestro sistema inmunológico” y explicó que “los alimentos enriquecidos, fuertes en micronutrientes pueden ayudar a mejorar las defensas”.

Cakmak explicó que el “hambre oculta” afecta a 2.000 millones de personas en el mundo, en especial a los niños. Y presentó más argumentos: En muchos de los países en desarrollo los cereales representan el 75% de la dieta de las personas. “En la Unión Europea ronda el 50% y, algo similar debe ser en Argentina”, dijo, “Y cuando analizamos lo que comen,  vemos que tienen muy pocos micronutrientes”, indicó.

Pero, ¿por qué estos cereales no son de la calidad nutricional esperada? “Los suelos cultivados tienen bajos niveles de micronutrientes disponibles para los cultivos; la acción del hombre induce al agotamiento de micronutrientes en los suelos; y finalmente, el sistema de producción está pensado para tener más kilos, rendimiento, no más calidad nutricional. En definitiva, los sistemas de producción agrícola no fueron diseñados para obtener una producción saludable”, explicó Ismail Cakmak.

“Argentina es un gran exportador de trigo y podría generar un impacto en los mercados a los que llega si logra exportar trigo fortificado, con buena carga de micronutrientes como zinc”, se entusiasmó Cakmak.

Cakmak, afirmó sus dichos en la presunción de que en Argentina los productores reciben reconocimiento en precio por aumento de calidad, hecho que no siempre ocurre. Pero presentó una mirada fresca, necesaria y entusiasta. Por ello, decía que “si los productores argentinos biofortifican su trigo y lo exportan sería un gran hallazgo, y una marca a futuro, un paso para lo que viene”.

Fertilizar, una vez más, con mirada de faroles largos, planteando cuestiones esenciales que necesitan una decisión estratégica, y pueden contribuir a solucionar temas globales.