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Gestión forestal sustentable para convertir a Argentina en “la Canadá” de América Latina

Durante la Cumbre de Líderes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Calentamiento Global, realizada en Glasgow, Escocia, representantes de alrededor de 100 países acordaron dos objetivos básicos para el año 2030.

Uno es la reducción de 30% de las emisiones de gas metano, que es responsable del 25% del calentamiento climático desde la era preindustrial, tiene un potencial de calentamiento que es 82 veces superior al potencial de calentamiento del CO2 y el 60% de sus emisiones se produce como consecuencia de la actividad humana.https://722cb652de87358a970e644b76439b45.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

El otro es detener y revertir la deforestación, para lo cual 12 países se comprometieron a aportar U$S 12.000 millones y un grupo de inversores privados otros U$S 7.200 millones, que serán destinados a la restauración de tierras degradadas y al combate de incendios forestales.

El objetivo de detener y revertir la deforestación incluye además una convocatoria al sector privado para que deje de invertir en actividades vinculadas con la deforestación.

Estos dos esfuerzos que se definieron como prioridades en Glasgow, buscan revitalizar el objetivo de las Naciones Unidas de limitar el calentamiento global y su impacto en forma de olas de calor, sequías, tormentas, inundaciones y otros daños que el cambio climático ya está causando.

Obviamente son esfuerzos que deben apoyarse, ya que apuntan a problemas que son reales y que el mundo en su conjunto debe resolver, pero es importante hacer algunas consideraciones para evitar cualquier simplificación.

Queremos concentrarnos en el tema forestal, que es el que conocemos y sobre el que posemos opinar con conocimiento y experiencia.

Claramente tenemos que resolver el problema del achicamiento de los bosques, pero para ello es necesario poner en valor el concepto de gestión forestal sustentable.

Mientras que la deforestación es algo que debe combatirse, la gestión forestal sustentable es deseable, tal como lo prueban experiencias desarrolladas por países como Canadá, que comenzaron con el adecuado manejo de sus bosques a principios de los años ’90 y muestran resultados muy positivos que se han sostenido en el tiempo.

Veamos qué es lo que hizo Canadá, así nos enfocamos en un ejemplo exitoso.

En el año 1992 tomó nota de un problema que debía resolverse sin demoras, creó el Consejo Canadiense de Ministros Forestales, que agrupó a las autoridades del área de las agencias provinciales, regionales y federales, y produjo su primera Estrategia Nacional de Gestión Forestal Sostenible.

El foco se puso en la adopción de prácticas para gestionar sus bosques manteniendo y mejorando los valores medioambientales, económicos y sociales, y en un estricto control independiente de esas prácticas.

Tenían en claro que los bosques que no se gestionan, terminan por degradarse.

Hoy el país tiene a la casi totalidad de sus bosques bajo sistemas de gestión forestal sustentable, que son complejos y rigurosos, pero que han convertido al sector forestal en un pilar de la economía canadiense.

Veamos sólo dos números.

  • Hay 205.000 personas trabajando en sector forestal, incluyendo 12.000 indígenas, que el sector es el de más puestos de trabajo por unidad de producción de toda la economía y que es particularmente importante para el desarrollo de zonas rurales y otras zonas remotas sin perfil industrial.
  • Canadá es hoy el 4° exportador mundial de productos forestales, con exportaciones por valor de U$S 33.000 millones, solo debajo de China, Estados Unidos y Alemania.

La pregunta del millón ahora es, ¿tiene Argentina el potencial para convertirse en “la Canadá” de América Latina? La respuesta es sí.

Nos generaría beneficios enormes: un mayor cuidado de la biodiversidad de nuestros ecosistemas, la reducción significativa de la presión sobre los bosques nativos, la restauración de las áreas degradadas y el aumento de la biomasa.

Sin embargo, la verdad es que estamos lejos de algo así.

Sólo para dar un ejemplo, de los $45.000 millones que deberían asignarse al sector forestal en 2021, según lo establecido por la Ley de Bosques, sólo se asignarán $ 1.200 millones, que es apenas el 2,5%.

Y esto es sólo un ejemplo de cómo no hemos todavía asumido el problema para poder entonces encontrarle una solución.

Es necesario que las autoridades vayan más allá de lo puramente retórico, definan claramente si el tema es o no una prioridad y que, si resuelven darle la importancia que tiene, empiecen a cumplir con las leyes vigentes e impulsen una conversación entre todos los actores involucrados, para terminemos con este ciclo de tantos años perdidos por inacción y el consecuente deterioro de nuestros bosques.

(*) Presidente de Indunor 
(**) Presidente de Unitan

Fuente: El Economista