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La COP30 de Brasil llega a su fecha oficial de clausura sin acuerdo para poner fin al gas y al petróleo y financiar los estragos climáticos

La Cumbre del Clima de Brasil, la COP30, que se celebra desde hace dos semanas en la ciudad amazónica de Belém, está a punto de llegar al día fijado para su clausura sin que los delegados de los casi dos centenares de países de la ONU estén todavía en disposición de cerrar un acuerdo en los temas claves de la cita, un compromiso más claro para dejar de utilizar combustibles fósiles y sobre la contribución al fondo de adaptación al cambio climático, que debería dotarse de 1.300 millones al año, entre aportaciones públicas y, sobre todo, privadas, por ejemplo de las compañías más contaminantes. Lo único confirmado en este punto es que Australia presidirá la COP31, que tendrá su sede en Turquía, según lo anunciado este jueves.

La COP30 debía concluir este viernes, 21 de noviembre, pero la falta de avances hace pensar que, como suele ocurrir en este tipo de citas, aún podría prolongarse unos días más. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido un acuerdo que «equilibre» las demandas sobre financiación y sobre el fin de los combustibles fósiles. A pear de la falta de acuerdos, cree que todavía es «posible» para que no haya que hablar de «fracaso» de la Cumbre del Clima de Brasil.

De momento, las delegaciones seguían esperando en la tarde de este jueves el segundo borrador de la Presidencia de la Cumbre -del Gobierno de Brasil- había prometido para este miércoles primero y para las 10 , hora local después. Debería suponer un paso adelante con respecto al documento que el martes pasado se limitó a reflejar las posiciones de todos los países y la brecha que todavía existe, en el caso de la mitigación del cambio climático, entre los países que quieren compromisos más claros para no sobrepasar el calentamiento de la atmósfera más allá del 1,5ºC con respecto a la época preindustrial del Acuerdo de París de hace ahora 10 años y que ya se ha superado de manera puntual, y otros más reticentes. España está en el grupo que quiere avanzar con paso firme hacia el fin de los combustibles fósiles que se acordó de forma histórica y sin más detalles en la COP28 de Dubái y ha sido uno de los países que originalmente firmaron una declaración para identificar medidas y un calendario en el marco de la ONU para la consecución de esa meta. La llamada la iniciativa ‘Beyond Oil and Gas»[BOGA, en inglés para Más allá del Petróleo y el Gas] busca la desaparición de los combustibles fósiles en los mix energéticos de los países y, casi al final de la COP30, ya la han firmado unos 80 gobiernos. 

Sigue siendo minoritaria pero da en la diana de la mitigación del cambio climático en esta Cumbre del Clima, en la que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha estado siendo co-facilitadora de las negociaciones en este ámbito, en el que, igual que hay países muy favorables también hay grandes detractores, particularmente de los países petroleros del Golfo Pérsico.»Hay clara resistencia de ciertos países (en los) que su economía depende básicamente de los combustibles fósiles», afirmó el miércoles Aagesen, en Belém desde el domingo anterior para participar en la recta final de las negociaciones.