Brasil autoriza una nueva perforación petrolera a pocos días de la COP30
La petrolera estatal Petrobras ha obtenido la licencia medioambiental para perforar un pozo exploratorio frente a la costa norte de Brasil a pocos días del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025 (COP30) —del 10 al 21 de noviembre en Belém-. La autorización, otorgada por la agencia ambiental Ibama, permite avanzar en uno de los proyectos energéticos más polémicos de los últimos años en el país, ubicado a 500 kilómetros de la desembocadura del Amazonas.
Faltan apenas unas semanas para que el mundo vuelva a centrar su atención en la crisis climática. La próxima gran cita internacional será la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025, más conocida como COP30, que se celebrará en Belém, Brasil, en el estado de Amazonas. El reloj avanza con rapidez y, con él, aumenta la presión para que gobiernos, empresas y organizaciones lleguen con compromisos concretos.
Esta cumbre será especialmente decisiva: se espera que los países presenten planes más ambiciosos para reducir emisiones y acelerar la transición energética, y los expertos coinciden en que las decisiones que se adopten allí marcarán el rumbo de la política climática global durante la próxima década.
Belém, en el corazón de la Amazonia, no fue elegida al azar. Su ubicación simboliza uno de los ecosistemas más frágiles y vitales del planeta. Por ello, con los récords de temperatura y los desastres climáticos acumulándose, la cumbre se perfila como una prueba de fuego para la voluntad política internacional. La cuenta regresiva ya ha empezado. Lo que ocurra en la COP30 no será solo una negociación técnica: será un mensaje al mundo sobre si la humanidad está dispuesta a actuar a la altura de la crisis climática.
Petróleo brasileño
Pues bien, en este contexto de emergencia climática, Petrobras ha anunciado que las operaciones de extracción comenzarán «de inmediato». La perforación, que se extenderá durante unos cinco meses, busca determinar la viabilidad económica de un yacimiento cuyo potencial se estima en hasta 10.000 millones de barriles de petróleo.
La decisión ha desatado una nueva ola de críticas de organizaciones ambientales y expertos en clima, que ven en esta exploración un movimiento contradictorio con el discurso climático que Brasil busca proyectar ante la comunidad internacional. La paradoja es evidente: mientras el país se prepara para acoger la COP30 de Belém, apuesta simultáneamente por abrir una nueva frontera petrolera en el margen ecuatorial.
Ibama, que ya había rechazado un permiso similar en 2023 por falta de garantías ante eventuales derrames, ahora asegura que el proyecto petrolífero cumple «todas las exigencias ambientales» del proceso. Además, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha defendido la iniciativa como parte de una estrategia de «transición justa», argumentando que los ingresos petroleros serán clave para financiar el desarrollo de energías limpias.
A pesar de su vocación verde, lo cierto es que Brasil es hoy el mayor productor de crudo de América Latina —con 3,4 millones de barriles diarios en 2024—, aunque al mismo tiempo obtiene la mitad de su energía de fuentes renovables. Ese doble rol como potencia petrolera y líder climático pondrá al país bajo una lupa internacional especialmente intensa cuando comience la cumbre climática.