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La contaminación ya afecta a 9 de cada 10 personas en el mundo

Respirar aire puro se volvió un desafío en todo el mundo: el 99% de la población global vive en lugares donde la calidad del aire no cumple con los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este escenario, el Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul 2025, que se celebra cada 7 de septiembre, busca movilizar a gobiernos, empresas y ciudadanos para revertir una crisis ambiental y sanitaria que cada año provoca millones de muertes prematuras y afecta la vida cotidiana de las personas.

Según la OMS, “la contaminación del aire es uno de los mayores riesgos ambientales que existen para la salud”. La efeméride, impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2019 y celebrada por primera vez en 2020, constituye un llamado urgente a la acción colectiva.

Organismos internacionales destacan la necesidad de fortalecer alianzas, aumentar la inversión y asumir una responsabilidad compartida para combatir la contaminación atmosférica. El lema de este año, “Racing for Air” (Carrera por el aire), subraya que cada respiración cuenta y que mejorar la calidad del aire es una tarea ineludible para proteger la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Contaminación del aire: qué es y de dónde proviene

Según la OMS, “la contaminación atmosférica es la presencia de uno o más contaminantes en la atmósfera, como polvo, humos, gases, nieblas, olores, humo o vapor, en cantidades y durante un tiempo que pueden ser perjudiciales para la salud humana”.

Las principales fuentes incluyen las emisiones de vehículos, la quema de combustibles fósiles para generación de energía y calefacción, procesos industriales, agricultura, incineración de residuos y fenómenos naturales como incendios forestales, enumeran desde el National Institute of Environmental Health Sciences de Estados Unidos.

Los contaminantes más preocupantes son el material particulado fino (PM2.5), que está formado por diminutas partículas sólidas y líquidas en suspensión, con un diámetro igual o menor a 2,5 micrómetros, que pueden penetrar profundamente en los pulmones y pasar al torrente sanguíneo, causando graves daños a la salud.

En el listado también se encuentran el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono troposférico (O3), el monóxido de carbono (CO), el dióxido de azufre (SO2) y los compuestos orgánicos volátiles.

Las cifras reflejan la gravedad del problema: la OMS estima que 6,7 millones de muertes en 2019 se atribuyeron a la exposición a la contaminación del aire, tanto en ambientes exteriores como interiores. El UNEP eleva la cifra a 8,1 millones de muertes prematuras anuales, de las cuales más del 90% se relacionan con enfermedades no transmisibles como accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón e infecciones respiratorias agudas.

Además, desde el programa indican que más de 700.000 niños menores de cinco años fallecen cada año por causas vinculadas a la contaminación del aire doméstico y ambiental.

La exposición a contaminantes no afecta a todos por igual. Según la CCAC, las mujeres, los niños, los adultos mayores y las poblaciones de bajos ingresos sufren de manera desproporcionada los efectos de la mala calidad del aire. Esto es así especialmente en países en desarrollo, donde el uso de leña y queroseno para cocinar y calefaccionar es común.

Además, la contaminación atmosférica agrava el cambio climático, reduce la productividad agrícola y afecta la biodiversidad, lo que refuerza la necesidad de soluciones integrales y multisectoriales.

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Principales efectos en la salud

La contaminación del aire afecta casi todos los órganos del cuerpo humano. La OMS advierte que la inhalación de partículas finas y gases tóxicos puede desencadenar inflamación, estrés oxidativo y mutaciones celulares, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón, neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cataratas.

Según la ONU, “estos contaminantes son responsables de aproximadamente un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer de pulmón, así como de una cuarta parte de las muertes por infarto”.

El material particulado fino (PM2.5) es especialmente peligroso por su capacidad de penetrar profundamente en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, mediante el cual afecta órganos y tejidos. La exposición crónica a estos contaminantes, según los expertos, se asocia con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades neurológicas como demencia y mal de Parkinson, y trastornos del desarrollo en niños.

El Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul 2025 recuerda que la protección del aire es una responsabilidad compartida y que existen soluciones viables para revertir una de las amenazas más graves para la salud pública y el desarrollo sostenible.