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Se complica Europa con la descarbonización

El futuro de la energía nuclear como herramienta de descarbonización en Europa parece cada vez más limitado. Retrasos crónicos, sobrecostos y largos plazos de ejecución dificultan su expansión, mientras que las energías renovables ofrecen despliegues más rápidos y con menores riesgos financieros. De hecho, de toda la capacidad nuclear alguna vez planificada en Europa, dos quintas partes han sido canceladas o retiradas, y solo el 2% está actualmente en construcción. Son los síntomas de una infraestructura que se acerca al final de su vida útil, y es que en la UE, la cuota de generación eléctrica nuclear se redujo del 25% en 2005 a menos del 20% en 2024.

Los ejemplos elocuentes: la unidad 3 de Olkiluoto, en Finlandia, tardó 17 años en completarse, mientras que la unidad 4 fue cancelada en 2015. Estos dilatados tiempos de construcción implican que la mayoría de los proyectos nucleares en desarrollo no entrarán en operación hasta la próxima década, lo que limita su impacto para cumplir con el objetivo climático de contener el aumento de la temperatura global en 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. 


En contraste, la energía solar y la eólica no solo han demostrado ser escalables, sino también eficaces para reducir emisiones a corto plazo. El estudio de GEM indica que hay más de 600 GW de capacidad solar y eólica a escala de servicios públicos en preconstrucción o construcción en toda Europa, por lo que las renovables ganan a la nuclear -con 45 GW en camino- 14 a 1 en cuanto a nueva capacidad en Europa .

A mediados de 2025, por primera vez, la generación solar total (22,1%) superó a la nuclear (21,8%) en la Unión Europea, mientras que el almacenamiento en baterías, clave para la estabilidad del sistema eléctrico, se proyecta quintuplicar su capacidad de 22 GWh en 2024 a 120 GWh en 2029.

El declive nuclear es palpable incluso en la nuclearizada Francia, el país con mayor parque atómico de Europa. Según los datos del informe de GEM, Su producción nuclear cayó un 16% entre 2005 y 2024, pese a incorporar su primera unidad nueva en casi veinte años. Además, la nuclear no se libra de los efectos del cambio climático: olas de calor extremas, como la del pasado mes de julio, obligaron a detener uno de sus reactores al verse afectados los sistemas de refrigeración. 

Además, los proyectos en construcción en el continente no buscan ampliar la capacidad total, sino sustituir unidades envejecidas. Y los grandes proyectos, como Flamanville 3 en Francia o Hinkley Point C en el Reino Unido, acumulan retrasos de más de una década y sobrecostos millonarios.

En resumen, mientras la energía nuclear europea pierde impulso por razones técnicas, económicas y climáticas, el tándem eólica-solar consolida su dominio. Con una relación de 14 a 1 frente a la nueva capacidad nuclear, y con tiempos de ejecución mucho más cortos —de entre uno y cuatro años, frente a más de diez para una planta atómica—, las renovables están marcando el rumbo de la descarbonización en el continente.