Adiós al petróleo, el nuevo combustible más valioso del mundo: Los desafíos en Europa
El petróleo podría empezar a perder peso ante la aparición de un nuevo combustible valioso. Europa quiere instaurarlo, aunque aún debe lidiar con varios desafíos. En un entramado social cada vez más consciente de la importancia del medioambiente y la sostenibilidad, es crucial la búsqueda de alternativas al petróleo. Vivir de forma limpia y eficiente es una prioridad. Bajo este marco, la dependencia al petróleo es un problema grave para la sostenibilidad.
El uso persistente y continuado en el tiempo de combustibles fósiles ha derivado en múltiples problemas ya palpables para el ser humano. Por ejemplo, la contaminación de aire y agua, cambio climático y degradación de diferentes ecosistemas. Las alternativas al petróleo no solo tienen que ver con el reemplazo de los productos derivados del petróleo, sino también con el hallazgo de fuentes de energías renovables.
Tres fuentes de energía ya prometedoras son el viento, el Sol y el agua. El establecimiento de una economía más sostenible y libre de petróleo llegará después de un procedimiento complejo. Para alcanzarla, se necesita una perspectiva integral y coordinada. Mediante el despliegue de tecnologías y materiales revolucionarios, como los bioplásticos, podemos acotar la dependencia del petróleo y minimizar el impacto ambiental y social.
El presente del petróleo se ve amenazado por un nuevo combustible
Tras descubrirse la existencia de un combustible elaborado a partir de huesos, ha salido a la luz el increíble alcance del nuevo «combustible del futuro«. El hidrógeno, al que muchos llaman combustible del futuro, ya es un recurso vital en la industria.
Su versión limpia podría convertir sectores cruciales como el acero, el cemento y la química. Alberga una capacidad óptima para disminuir de forma drástica las emisiones y acercar ese ansiado futuro sostenible al que la humanidad avanzada.
En muchos aspectos, hablar de hidrógeno ya no es hablar de futuro, sino de presente. Se utiliza desde hace décadas en diferentes ámbitos. Se destaca especialmente en la fabricación de amoníaco (para crear fertilizantes), metanol (para químicos plásticos) y refinerías para limpiar el crudo.
La problemática es que casi todo el hidrógeno mencionado tiene su origen en gas natural y carbón, con la huella ambiental que los acompañada. La urgencia climática y la presión para bajar los niveles de emisiones contaminantes obligan a la humanidad a posar sus ojos sobre el hidrógeno limpio.
Potencial del hidrógeno verde como combustible
Si el hidrógeno verde consigue tomar impulso podría bajar las emisiones contaminantes en sectores que hoy desprenden una quinta parte del CO2 global. Brillaría en el campo de los ladrillos, las vigas y combustibles, actores protagonistas de la economía global. Podría ser justo lo que necesitan las industrias pesadas para seguir en funcionamiento sin dañar el planeta.
Desafíos del hidrógeno como combustible
Un informe de Allianz puso de manifiesto que el desarrollo del hidrógeno verde, combustible del futuro, impulsará la demanda de las aseguradoras de cara a los próximos años. Europa lidera el despliegue global del hidrógeno con 617 iniciativas y la mayor inversión anunciada, por un valor de 199 000 millones de dólares (173 300 millones de euros).
La estimación es que, para 2050, la demanda global de hidrógeno se multiplicará por cinco. Al tiempo, la generación limpia podría suponer hasta un 60% del total en 2035. Esto producto de las inversiones y proyectos que ya hay en marcha en todo el mundo.
No obstante, el informe también advierte acerca de los múltiples retos que plantea este intenso auge, sobre todo en puntos críticos como la seguridad industrial, riesgo de fugas o explosiones y posibles fallos en cadenas provenientes de la estandarización de equipos como electrolizadores.
Además de los riesgos, producir hidrógeno sigue siendo una tarea cara. El proceso no termina con la instalación de electrolizadores o el enchufe a un parque eólico.
La parte logística también es importante. Es necesario transportar, almacenar y adaptar el hidrógeno a los procesos industriales existentes, que al momento de su creación no se diseñaron pensando en él. Esto supone el rediseño de hornos, tuberías y hasta plantas enteras.
El hidrógeno podría convertirse en ese combustible que la humanidad necesita para comenzar a desprenderse del petróleo. Mientras se define qué pasará con él, en este lugar del mundo siembran baterías desgastadas y cosechan combustible limpio.