Plástico del futuro: crean un material comestible a base de hongos
En Suiza, un equipo del centro EMPA (Laboratorios Federales de Ciencia y Tecnología de Materiales) logró crear un material biodegradable, flexible y completamente comestible a partir del micelio de un hongo común: Schizophyllum commune. Este innovador bioplástico fue desarrollado por el equipo liderado por el Dr. Gustav Nyström y el investigador Ashutosh Sinha.
El micelio es la parte subterránea del hongo, similar a una red de raíces, rica en biopolímeros naturales. En lugar de destruirlo, los científicos conservaron sus células vivas para crear un material que responde al entorno, se adapta a la humedad y se descompone de forma segura.
Cómo se produce este bioplástico vivo
El hongo se cultiva en residuos vegetales, sin químicos ni calor extremo. Luego, mediante una técnica mecánica, se obtienen fibras vivas que pueden transformarse en películas, geles o espumas. Este proceso no solo es sustentable: también permite conservar la vitalidad del hongo dentro del material.
Propiedades destacadas: resistente, elástico y seguro
Las pruebas revelaron que el nuevo material soporta más tensión que muchos bioplásticos actuales, resiste cambios de humedad y mejora la estabilidad en alimentos o cosméticos. Incluso, puede aplicarse directamente sobre comida sin riesgos para la salud humana.
- Posibles usos: desde empaques comestibles hasta sensores inteligentes
- Entre sus aplicaciones inmediatas se destacan:
- Envases comestibles para alimentos
- Bolsas biodegradables para residuos orgánicos
- Recubrimientos naturales para frutas y verduras
- Espumas protectoras para embalaje
- Sensores ecológicos que detectan humedad o contaminantes
¿Por qué es diferente a otros bioplásticos?
A diferencia de muchos materiales biodegradables que requieren compostaje industrial, este bioplástico puede degradarse en casa o en el campo. Además, al utilizar desechos agrícolas como materia prima, no compite con cultivos alimentarios ni genera residuos tóxicos.
El equipo suizo también trabaja en nuevas versiones del material para crear paneles de construcción ecológicos, dispositivos médicos biodegradables, embalajes inteligentes e incluso baterías orgánicas. También investigan cómo combinar el micelio con biología sintética para diseñar materiales vivos con funciones específicas.