Simposio FERTILIDAD 2025: el sistema agrícola argentino sigue extrayendo más de lo que repone
En el 17° Simposio FERTILIDAD, que reúne a más de 1.000 personas presenciales en Rosario, y 1.800 conectadas vía streaming, expertos en el área hicieron un llamado a construir una agricultura más sustentable y a ajustar el manejo nutricional para mejorar la productividad de los suelos.
En la apertura del evento, organizado por Fertilizar Asociación Civil, que se realiza bajo el lema “Nutrir el suelo, alimentar el futuro”, la gerente ejecutiva de la entidad, María Fernanda González Sanjuan, destacó que desde 1999 el encuentro buscó compartir conocimiento y brindar herramientas “para hacer la mejor agricultura posible. En estos años hemos compartido más de 300 conferencias y 430 trabajos científicos en formato póster”. También resaltó que desde la institución se trabaja en iniciativas de divulgación, como un Manual para Escuelas que permita a los estudiantes “conocer qué hay debajo de nuestros pies” y comprender la importancia del suelo en la producción de alimentos.
González Sanjuan fue también la moderadora del primer panel “Nutrición de cultivos ¿Rompimos la inercia o cambiamos la velocidad?”, para el cual contextualizó que las decisiones sobre nutrición impactan en 3 dimensiones: el ambiente, la productividad y rentabilidad del sistema agrícola, y también en la cantidad y calidad de los alimentos producidos.
En este sentido, advirtió que una estrategia deficiente en la provisión de nutrientes puede llevar a un círculo vicioso de suelos empobrecidos, bajos rendimientos y menor oferta de alimentos. En cambio, una estrategia adecuada puede posicionar al sistema en un camino virtuoso. “Aquí vamos a repasar cómo venimos girando y si realmente rompimos la inercia o solo cambiamos la velocidad”, anticipó. Los panelistas fueron Hernán Sainz Rozas, de la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Mar del Plata, y Martín Díaz Zorita, de la Universidad de La Pampa.
Sainz Rozas presentó los resultados de un estudio iniciado en 2011 que analiza el impacto de la agricultura sobre la fertilidad de los suelos en la región pampeana y las zonas agrícolas del NOA y el NEA. El trabajo, realizado en conjunto con Fertilizar Asociación Civil, incluyó muestreos en 2011, 2018 y 2024 sobre suelos con más de 20 años de agricultura, contrastados con suelos prístinos o poco intervenidos, evaluando variables como materia orgánica, pH, fósforo, cationes (calcio, magnesio, potasio) y micronutrientes como boro y zinc.
Los resultados mostraron una fuerte reducción de la materia orgánica respecto a las condiciones originales, con pérdidas de hasta 40% en algunas zonas. Y aunque apuntó que la situación se estabilizó entre 2018 y 2024, resaltó que los valores siguen siendo bajos, lo cual plantea “la necesidad de mejorar el balance de carbono en los suelos”. En cuanto al pH, se observó un incremento de áreas con valores inferiores a 6,1, especialmente entre 2011 y 2018, manteniéndose estables luego. El fósforo mostró una caída sostenida en su disponibilidad, con casi 60% de la superficie agrícola del país por debajo de 20 partes por millón, un umbral crítico para muchos cultivos.
También se detectó una disminución en los niveles de calcio, magnesio y potasio, en algunos casos hasta del 70% respecto a los suelos prístinos. Esta situación se agravó en zonas del oeste bonaerense, sur de Córdoba y noreste de Entre Ríos. En lo que respecta a los micronutrientes, el zinc y el boro son los que aparecen con más limitantes, con 75% de la superficie cultivada por debajo de 1,2 partes por millón de zinc.
En 2023 se extendió el estudio al NOA y NEA, donde también se evidenciaron deficiencias marcadas, especialmente en fósforo, potasio y zinc, lo que pone en evidencia la necesidad de ampliar los ensayos de respuesta y ajustar la reposición de nutrientes en esas regiones.
Como conclusión, Sainz Rozas subrayó que el deterioro sostenido de la fertilidad de los suelos es una señal de alarma que obliga a revisar las estrategias de manejo nutricional. Si bien se observa cierta estabilización en algunas variables, la reposición de nutrientes sigue siendo insuficiente en gran parte del país, y los sistemas productivos continúan extrayendo más de lo que reponen.
A su turno, Martín Díaz Zorita, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Pampa expuso sobre “Brechas de Aplicación”, apuntando al problema de la distancia que existe entre las prácticas actuales de fertilización y el potencial real de rendimiento que podrían alcanzar los cultivos con un manejo más ajustado. “Los cultivos nos están diciendo mucho sobre el estado nutricional del suelo; son verdaderos sensores del sistema”.
Según Díaz Zorita, el crecimiento y el rendimiento están directamente ligados a la nutrición, y esta a su vez depende de la capacidad del cultivo para transpirar y tomar agua del suelo. “La fertilización es la herramienta que tenemos para aumentar la concentración de nutrientes en esa solución del suelo que absorbe el cultivo”, explicó.
Pero advirtió que una parte importante del área agrícola argentina -al menos el 60% en el caso del fósforo, 70% para el zinc y 40% para el potasio en ciertas regiones- presenta niveles de nutrientes por debajo de los umbrales de suficiencia. “Estamos en un punto en el que no se trata solo de decidir si fertilizamos o no. La pregunta es cómo lo hacemos, porque hay muchas decisiones agronómicas que marcan la diferencia”, aseguró.
Seguidamente presentó un relevamiento realizado en conjunto con Esteban Ciarlo de Fertilizar AC que abarcó más de 90 ensayos en 16 sitios de la región pampeana desde 2016, en el cual resalta que la brecha promedio de rendimiento entre una fertilización adecuada y la ausencia total de fertilización puede ser del 32%.