Investigadores de Corea del Sur proponen un nuevo material que promete limpiar la radiación del agua y aire
Un equipo de ingenieros surcoreanos dio un paso clave en la lucha contra la contaminación radiactiva. Investigadores del Instituto KAIST desarrollaron un innovador material capaz de remover residuos radiactivos persistentes del aire y del agua.
El hallazgo se enfoca especialmente en el yodo-129, un isótopo radiactivo que puede permanecer activo por millones de años. Su eliminación representa uno de los mayores desafíos en sitios contaminados.
El nuevo compuesto, una combinación específica de metales e hidróxidos, logra absorber con eficacia yodatos (IO₃⁻), la forma que asumen algunos residuos en el agua. Su rendimiento supera al de los materiales tradicionales basados en plata.
Gracias al uso de inteligencia artificial, los científicos redujeron los millones de posibles combinaciones a una fórmula óptima, compuesta por cobre, cromo, hierro y aluminio.
Un hallazgo con impacto ambiental global
Este material de doble capa fue probado con éxito en laboratorio, eliminando más del 90% de los isótopos más difíciles de tratar. Su uso se proyecta en zonas gravemente afectadas por accidentes nucleares, como Fukushima y Chernóbil.
Una de las principales ventajas es su capacidad de descontaminar el agua para su posterior reutilización, algo impensado hasta hace poco.
Si se logra producir en escala industrial, este avance podría cambiar la gestión de residuos radiactivos, reduciendo impactos que durarían siglos a efectos mucho más controlables en pocos años.
Además, representa una herramienta fundamental para enfrentar posibles emergencias futuras, con un enfoque preventivo y de restauración ambiental.
Riesgos para la salud de la contaminación radioactiva
La exposición a materiales radiactivos, incluso en bajas dosis, puede provocar graves alteraciones en la salud humana. Los isótopos radiactivos liberan energía que daña las células y el ADN.
Enfermedades como el cáncer, problemas endocrinos y alteraciones genéticas son algunas de las consecuencias asociadas. El yodo-129, en particular, se acumula en la glándula tiroides y puede causar disfunciones crónicas.
Además, la radiactividad puede contaminar el agua, los suelos y los alimentos. Esto genera efectos acumulativos en los organismos vivos, afectando tanto a las personas como a la fauna silvestre.
La limpieza efectiva de estos residuos no solo mejora el ambiente: salva vidas y reduce enfermedades a largo plazo en comunidades enteras.
Ciencia, tecnología y ambiente al servicio del futuro
La innovación lograda por el equipo del KAIST es un claro ejemplo del potencial de combinar ciencia de materiales, inteligencia artificial y compromiso ambiental.
Con cada avance, se amplían las posibilidades de responder ante crisis ambientales con soluciones tecnológicas sostenibles. Este tipo de investigaciones ofrece una alternativa concreta frente a problemas que parecían imposibles de revertir.
El desafío ahora está en replicar el desarrollo a gran escala y asegurar su implementación en lugares donde más se necesita. El futuro de muchas regiones contaminadas podría cambiar radicalmente con este nuevo material.