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Las colillas contaminan los océanos tanto como los plásticos y permanecen 12 años en la naturaleza

menudo centramos nuestros esfuerzos en reducir el plástico en nuestra vida diaria para evitar la contaminación del medio ambiente y, en concreto, de los océanos, ya que alrededor del 80 % de la basura que se encuentra en ellos es plástico. Sin embargo, hay otro tipo de residuos que es aún más frecuente en estas masas de agua y que es muy difícil de erradicar: las colillas de los cigarrillos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los productos del tabaco son los que más se desechan en el planeta, y contienen alrededor de 7.000 tóxicos químicos que se esparcen en nuestro medio ambiente. Destacó que cada una de los 4,5 billones de colillas que terminan en nuestros océanos, ríos, aceras y playas cada año puede contaminar 100 litros de agua.De igual manera, la OMS advierte que productos como el tabaco sin humo y los cigarrillos electrónicos también contribuyen significativamente a la acumulación mundial de contaminación plástica. Los filtros de los cigarrillos contienen microplásticos –los diminutos fragmentos que se han detectado en todos los océanos e incluso en el fondo de la fosa más profunda del mundo– y constituyen la segunda forma de contaminación por plásticos en todo el mundo, según el informe.

Una colilla puede tardar hasta 12 años en degradarse, un tiempo en el que más de 7.000 sustancias químicas tóxicas se transfieren a los ecosistemas. Además, aunque estos desechos se tiren en las calles de las ciudades, terminan contaminando ríos, arroyos y océanos debido a que son arrastradas por las lluvias o el viento a los desagües.

Cómo evitar la contaminación

La forma más efectiva de evitar la contaminación generada por las colillas es, obviamente, no fumarlas. Sin embargo, siendo conscientes de que dejar de fumar no es sencillo, una recomendación básica es no arrojar las colillas al suelo, especialmente en espacios públicos como parques, calles o playas.

Además, los gobiernos tienen un papel crucial en la reducción de este tipo de contaminación. En España, por ejemplo, se ha avanzado con la creación de playas libres de humo, que suman ya 700 arenales donde fumar está prohibido, lo que representa aproximadamente el 20 % de todas las playas del país.

Asfalto a partir de colillas

Para paliar esta situación surgen algunas iniciativas. Un proyecto conjunto entre la Universidad de Granada y la Universidad de Bolonia plantea una innovadora solución para el reciclaje de colillas de cigarrillos, especialmente las de electrónicos, como aditivo en pavimentos asfálticos. La investigación ha demostrado que estas colillas, ricas en fibras de celulosa y plásticos como el PLA, pueden convertirse en pellets mediante un proceso de prensado con cera Fischer-Tropsch.

Estos pellets, al mezclarse con betún caliente, liberan fibras que refuerzan la matriz asfáltica, mejoran la resistencia a la fisuración y permiten aumentar el contenido de ligante, haciendo el asfalto más flexible. Además, su uso reduce la temperatura de fabricación y las emisiones contaminantes. El Laboratorio de Ingeniería de la Construcción de la UGR validó su eficacia en asfaltos con un 40  % de material reciclado. Este avance busca dar salida a los miles de millones de colillas generadas anualmente, cuyo impacto ambiental es muy preocupante.