Uno de cada cinco europeos está expuesto al ruido nocivo del transporte: así afecta a la salud
Al menos uno de cada cinco europeos está expuesto al ruido nocivo del transporte, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), lo que lo convierte en la tercera amenaza medioambiental más mortífera, por detrás de la contaminación atmosférica y las temperaturas extremas.
El tráfico por carretera es la fuente más extendida de ruido del transporte: se calcula que expone a 92 millones de personas a niveles superiores al umbral de 55 decibelios (dB) establecido en la Directiva de la UE sobre el ruido ambiental. El tráfico ferroviario afecta a 18 millones de personas, seguido por el ruido de los aviones, que perturba a 2,6 millones.
El estrés fisiológico y los trastornos del sueño resultantes contribuyen a 66.000 muertes prematuras al año y a muchos casos de cardiopatías y diabetes, según el informe El ruido ambiental en Europa, que se publica cada cinco años y abarca hasta 31 países.
«A menudo se pasa por alto la contaminación acústica, considerándola una simple molestia de la vida cotidiana«, afirma Leena Ylä-Mononen, directora de la AEMA. «Sin embargo, las repercusiones a largo plazo del ruido en nuestra salud y nuestro medio ambiente son generalizadas e importantes».
Si se compara con las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establecen un umbral ligeramente inferior de 53 dB para el tráfico, cerca de uno de cada tres europeos está expuesto a una contaminación acústica de riesgo.
¿Qué países sufren más contaminación acústica?
En cifras absolutas, Francia es el país con el mayor número de personas expuestas al ruido del transporte, tanto de día como de noche: unos 24 millones de personas. Alemania registra un mayor número de afectados solo durante las horas nocturnas, con unos 15 millones de personas que sufren este problema.
Si se mira en términos de porcentajes, la cosa cambia. Más del 50% de la población está expuesta a niveles de ruido perjudiciales en Chipre y Luxemburgo. Las poblaciones de Francia y Austria también salen mal paradas en esta medición. En el otro extremo de la escala, se calcula que solo tres países -Estonia, Eslovaquia y Portugal- tienen menos del 10% de su población expuesta a niveles superiores al umbral.
¿Cómo podemos volver a un volumen más seguro?
La UE no va por buen camino para cumplir su objetivo de reducir en un 30% el número de personas que sufren molestias crónicas por el ruido del transporte de aquí a 2030. El informe recomienda varios cambios legislativos para acelerar el ritmo:
Para el transporte por carretera: reducción de los límites de velocidad de los vehículos en zonas urbanas y fomento del uso de neumáticos silenciosos.
- Para el ruido ferroviario: obligar a utilizar sistemas de frenado más silenciosos, mejorar el mantenimiento de los trenes y las vías y modernizar los trenes de mercancías.
- Para el ruido de los aviones: optimizar las pautas de aterrizaje y despegue y fomentar la introducción de aviones más silenciosos.
Un asfalto poco ruidoso, el aislamiento de los edificios y las barreras acústicas son algunas de las medidas que los países ya están explorando para atajar este problema. Los investigadores también destacan las conexiones entre los espacios verdes y la seguridad acústica.
Estos afirman que al menos el 29% de la superficie de la red Natura 2000 de Europa está afectada por altos niveles de ruido procedentes del transporte, lo que pone en peligro los objetivos de conservación del continente. Aumentar el acceso a las zonas verdes y mantenerlas tranquilas es clave, ya que estos espacios pueden proporcionar un descanso psicológico y ayudar a reducir las molestias del ruido.